Sadismo y masoquismo. Un brevísimo relato de Enrique Anderson Imbert para despertar la mente

Escena en el infierno. Sacher-Masoch se acerca al marqués de Sade y, masoquísticamente, le ruega: 
-¡Pégame, pégame! ¡Pégame fuerte, que me gusta! 
El marqués de Sade levanta el puño, va a pegarle, pero se contiene a tiempo y, con la boca y la mirada crueles, sadísticamente le dice: 
-No.

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