En un pasaje de los
Detectives Salvajes, Roberto Bolaños, en tono irónico afirmó que existen la
literatura heterosexual, homosexual y bisexual. “Las Novelas, generalmente,
son heterosexuales, la poesía, en
cambio, es absolutamente homosexual, los cuentos, bisexuales”.
La poesía homoerótica es un
territorio atravesado por corrientes subterráneas
que fluyen, como fuego sagrado, bajo las
perfumadas aguas del río espiritual de tantos seres condenados por la doctrina
religiosa dominante.
La Grecia antigua conoció una época de respeto y condescendencia con el amor entre hombres, en los tiempos de Meleagro, un gran poeta erótico, cuyos versos se inspiraron en la pederastia, su poemario “Paidika” evoca en lamentos apasionados al amigo Myiscos.
La Roma de Marcial y Catulo heredó, cobijo y acepto, el amor entre sexos iguales de una manera tan natural, que solo se condenaba el exceso. Catulo, dedicó ardientes poemas a sus amoríos con Juvencio.
CARMEN
XCIX
Juvencio, te robé un furtivo beso
-a ti, que eres de miel- aún más dulce
que la ambrosía dulce. Pero no lo hice
impunemente: recuerdo haber quedado
crucificado en alta cruz, y haber
tratado con gran llanto de borrar
un poquito tu áspera crueldad.
En cuanto te besé, tus parvos labios,
mojaditos por gotas incontables,
te limpiaste con todos tus deditos,
para que no quedara nada en ellos
de mi saliva infecta de orinada
loba. Además, me diste al Amor cruel,
¡ay de mí!, sin cesar de atormentarme,
para tornar aquel besito dulce
en un beso más triste que el más triste
eléboro. Si impones al amor
desgraciado tan grande pena, nunca
más habré de robarte beso alguno.
Juvencio, te robé un furtivo beso
-a ti, que eres de miel- aún más dulce
que la ambrosía dulce. Pero no lo hice
impunemente: recuerdo haber quedado
crucificado en alta cruz, y haber
tratado con gran llanto de borrar
un poquito tu áspera crueldad.
En cuanto te besé, tus parvos labios,
mojaditos por gotas incontables,
te limpiaste con todos tus deditos,
para que no quedara nada en ellos
de mi saliva infecta de orinada
loba. Además, me diste al Amor cruel,
¡ay de mí!, sin cesar de atormentarme,
para tornar aquel besito dulce
en un beso más triste que el más triste
eléboro. Si impones al amor
desgraciado tan grande pena, nunca
más habré de robarte beso alguno.
Catulo
Desde el
siglo IV hasta finales del XX, la homosexualidad y todas sus expresiones estuvieron
prohibidas, y eran castigada públicamente. Sin embargo pudo seguir existiendo
en pequeños círculos religiosos. La cultura Hispano árabe acepto con
tranquilidad a partir del siglo IX la presencia de la poesía homoerótica.
Durante el
siglo XVII aparece en forma clandestina, el movimiento Libertino en Francia,
basado en el ideal de la naturalidad del cuerpo, su mayor expresión la alcanza
el poeta Théophile de Viau, procesado por libertinaje y sodomía, quien antes de
ir a prisión escribió su célebre “Lamento
de Theophile a su amigo Tircis”. Claude de Chauvigny escribió:
“No pido
otra cosa al Señor
que ser
bebedor y follador
descreído y
Sodomita,
y luego
morir
morir luego
de muerte súbita”
El siglo
XVIII, la época del Marqués de Sade, sale a la luz “Hojas
de Hierba”, del estadounidense Walt Whitman, considerado uno de los más grandes
uranistas, su poesía es un canto lirico a la cotidianidad, a la libertad, la
alegría, y una evocación a la sexualidad, y a la perfección del cuerpo. A fines de 1890 Oscar Wilde, publica “Teleny”, y se convierte en el precursor
de un movimiento estético que cultivaba la exageración de lo artificial. Andre Gide, publica en 1911 “Carydon”. Durante 1935 Federico García
Lorca, inicia la composición de un grupo de poemas que posteriormente se
conocerán como “Sonetos del Amor Oscuro”
Marcel Jouhandeau, definido el Don Juan del homosexualismo, publica en
1939 “Acerca de la Abyección”. En 1940 Jean Genet, escribe en prisión el
poema “El condenado a Muerte”, y la
novela “Notre-Dame-Des-Fleurs” En
1948 se publican en Grecia, por primera vez los “Poemas Canónicos” de Konstantino Kavafis, cuyos versos
homoeróticos cantan los secretos del amor furtivo entre los hombres, en tristes
aposentos urbanos.
EN LA CALLE
Su atractivo rostro, un poco pálido;
y los ojos castaños, como fatigados;
veinticinco años, aunque aparenta mejor veinte;
algo le da en su atuendo vago aire de artista
--la corbata tal vez, o la forma del cuello--;
marcha sin fin preciso por la calle,
como poseído todavía del placer ilegal,
del prohibido amor que acaba de ser suyo
Kavafis
En
1951 se inicia la era del movimiento Gay, y se abre una época de tolerancia y
reivindicación de los derechos homosexuales. En el año 1969 Willian Burroughs, escribe
“Los muchachos Salvajes”, Eran los
tiempos de la Beat Generación, y habían transcurrido casi trece años desde que
Allen Ginsberg, publicara su célebre aullido que marcó a una generación más
allá de las fronteras de los Estados Unidos. En 1976 Tony Duvert, bajo el
espíritu del movimiento Gay, pública “Diario de un Inocente”.
En
1981 hace su aparición el fenómeno del Sida, y en 1987 Dominique Fernández,
publica “Las Glorias del Paria”. En los 2000 se abre un periodo definitivo
de tolerancia y aceptación del homosexualismo, se autorizan en algunos países
las primeras bodas y se escriben legislaciones especiales, el sloveno, Brane
Mozetic, se convierte en uno de los más importantes representantes de la
bautizada poesía de género, en festivales mundiales, su poesía busca unir el
lenguaje de los sentidos con el lenguaje visual del cuerpo.
hay cosas que no sabes decirhay cosas que no te atreves
que no puedes, que no debes decir
rara vez se escapa alguna frase tierna
cuando me siento cercado por el frío
hay mentiras que en tu piel
dejan huellas, moretones, arañazos
durante semanas se baten contra los ojos
hay palabras que ocultas
con vergüenza susurras, me aprietas
y con tus grandes ojos preguntas
apenas audible, tembloroso
me amarás aún después
es verdad que tendré que morirme
Brane Mozetic
Bibliografía:
1.- Historia de la
Literatura Erótica, Alexandrian, Editorial planeta.
2.- Antología de la Poesía Gay y Lésbica, Luis Antonio
Villena, editorial la esfera de los libros.
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